lunes, 30 de abril de 2012

Ambulante

Abrir y cerrar tus puertas es un deleite
Bebo mi tarro de espumosa cerveza, me fumo un cigarrillo
Vuelvo a abrir la puerta
Hurgar quisiera todos mis bolsillos, tratando de encontrar en ellos el refugio,
Cerrar mis ojos del pensamiento, esconderme entre la hiedra, entre las piedras
Para no abrir otra vez la misma puerta
La misma, la del ayer, esa que veo ahí en frente,  esa que da al lejano horizonte
Me mira, me embiste con lo ojos, como la luna a la noche
Vuelvo en sí, ahora eres tu quien abre esa puerta y me invitas a penetrar por ella, por lo tenebroso de la sórdida noche
Yo, no queriendo, acepto gustoso, tomo la vieja butaca para sentarme, se me olvida que existo
Tomo un segundo cigarrillo, trato de encenderlo, se me chamuscan las uñas
Soy único en el mundo como la misma puerta
Solo que ahora estoy en otro mundo, en el mundo de los locos, de las fructíferas semillas de árboles frutales, de frutos apetecibles
¿Quien sabe el número de los sabores?
Ni la misma memoria recuerda el sabor de la vida del gestante ni la sombra de los muertos
Son innumerables las estrellas del firmamento

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